sábado, 1 de noviembre de 2014

Cuando me entrego a tu amor, como una hoja agotada se rinde al viento, te percibo...así como lo hace la pequeña flor que siente los tibios rayos de luz de ese sol tan inmenso y lejano.
Sin saberlo la pequeña ave es guiada a su nido, así tu aroma acarició mi existencia desde siempre y yo que crecí dentro de tu corazón, traigo tu luz.
El frío del invierno besa con pasión los últimos colores de otoño, se me llenan las manos de pájaros celestes que vuelan alto, se carga mi alma con tu amor de primavera...y así nos consumimos en este instante eterno, el mismo que vio nacer el universo.

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